Capacitan a docentes ante sismos

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Sensibilizar a la comunidad docente de la FES Zaragoza sobre la importancia de realizar ejercicios y simulacros para saber qué hacer antes, durante y después de un sismo, fue el propósito del taller de “Sismos y Simulacros”, impartido al profesorado de esta entidad por el ingeniero Gilberto Navarro León, responsable de Programas Internos de Protección Civil y coordinador del Atlas de Riesgos Universitario en la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria (DGAPSU).

¿Qué hacer cuándo suena la alerta sísmica y estamos frente a la clase con un grupo de alumnas y alumnos, quienes probablemente están en mesas de laboratorio o en pupitres?, fue la pregunta planteada por el experto Navarro León en este taller organizado por la Coordinación de Seguridad y Atención a la Comunidad (CoSAC) y el Departamento de Ambiente Seguro, que está certificado por el CENAPRED en la elaboración de programas internos de protección civil.

Acreditado por el gobierno de la Ciudad de México como responsable de Protección Civil para instalaciones de la UNAM, Navarro León destacó que el repliegue a zonas de menor riesgo se aplica en edificaciones que tengan más de dos niveles. “Si se activa la alerta sísmica o se presenta el movimiento telúrico, las personas que se encuentran en el segundo nivel hacia arriba, deberán replegarse”.

“De manera obligatoria, al sonar la alerta sísmica, las personas que se encuentran en la planta baja y el primer piso podrán evacuar el inmueble y dirigirse hacia el punto de reunión marcado con un círculo verde”, explicó. Sin embargo, de no escucharse el alertamiento y comience al temblar, todas las personas que se encuentran al interior del edificio deberán replegarse, incluyendo quienes se encuentren en planta baja y primer piso.

“En algunas áreas existen ‘laberintos’, es decir, que al llevar a cabo el desalojo, hay personal en la parte última de la planta baja y para llegar a la salida tiene que pasar por varios lugares o áreas”. Señaló que en las edificaciones universitarias, comúnmente de dos a tres niveles, las puertas de acceso de las aulas o laboratorios conectan a un corredor, mismo que cuenta con barandal para evitar caer. “De ahí la importancia de conocer bien el espacio de trabajo y saber qué elementos existen para poder dar recomendaciones al estudiantado”.

El experto recomendó contar en el aula y en el laboratorio con un silbato por si dejara de funcionar la planta de emergencia y un chaleco que identifique al docente como brigadista de protección civil para dar indicaciones. Finalmente, resaltó que “la protección civil la hace toda la sociedad, la hace la o el docente que está en el laboratorio y que maneja sustancias con algún nivel de peligrosidad y que debe indicarle al alumnado el reglamento de uso de equipo y equipo de protección personal”.