Transforman vida de menores con atención integral a problemas del lenguaje

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Desde hace 24 años, la doctora Lorena Irazuma García Miranda, académica de la FES Zaragoza, ofrece terapia de lenguaje a menores de edad, en el marco del Programa de Atención al Rendimiento Escolar; en ese tiempo la atención ha evolucionado para atender el problema de forma interdisciplinaria y ayudar a niñas y niños a tener mejoras en diversos ámbitos de su vida, no sólo en la comunicación oral.

“Los problemas del habla llevan a un círculo vicioso; si no hablan bien, entonces no escriben bien, no entienden el lenguaje aritmético y eso los lleva a que el desempeño escolar sea bajo, a que sean rechazados, a veces los mismos compañeros se burlan porque no entienden”. Explicó que en muchos casos, un problema de habla implica otras situaciones como la estructuración del pensamiento y el cómo ven el mundo.

Tras un acercamiento con la especialidad en Estomatología del Niño y el Adolescente de la Facultad, la doctora García Miranda ha visto que es muy común que niños con problemas de habla sufren de alguna alteración maxilofacial o en la vía aérea.

“Ahora busco sensibilizar a mis colegas, y por supuesto preparar a los estudiantes, en que reconozcamos la importancia de la vía aérea en el aprendizaje, en el desarrollo del ser humano y que abordemos el lenguaje desde una multidisciplinariedad y de ser posible una interdisciplinariedad”, apuntó.

La doctora y su alumnado atienden a niñas y niños en la Clínica Universitaria de Atención a la Salud (CUAS) Zaragoza; cuando hay necesidad de atención estomatológica, los pacientes son referidos a la CUAS Reforma.

“He visto que los pacientes con una alteración maxilofacial tienen un rezago educativo importante, pero además hay rechazo social, poca seguridad en sí mismos y su autoestima es baja”. Abundó que a pesar de que el programa está enfocado a lenguaje oral, escrito y aritmético, se busca mejorar el área social y emocional.

Ella y su alumnado ven a los pacientes dos veces por semana, el programa es de 16 semanas, y se da un enfoque lúdico a las sesiones, “trato de ser muy enfática en que el aprendizaje es movimiento, en que a todos nos gusta jugar; nosotros preparamos juegos como lotería y memorama con los fonemas que necesitamos”. El mayor reto que ha enfrentado es que haya colaboración por parte del docente de los pacientes, “en muy pocos casos hay respuestas favorables”, indicó.

Destacó que la labor con las y los niños es sumamente satisfactoria, pues es grato ver la felicidad de los pequeños cuando mejoran en sus clases, “recuerdo que una chica de quinto año de primaria que tenía un rezago importantísimo, no sabía leer, no entendía el valor posicional, un día llegó muy emocionada y me abrazó porque la maestra la pasó al pizarrón y pudo hacer una división”.

El reto es mayor con los menores con paladar fisurado, pues hay una articulación compensatoria, hay un habla inadecuada, además de las cuestiones sociales y emocionales asociadas a la condición.

En el corto plazo, la académica busca establecer un trabajo cercano con el Hospital la Perla, ya que ahí trabajan con niños y niñas que tienen paladar fisurado, y hay una oportunidad de trabajar con las familias para que apoyen a los menores en su desarrollo.